24 Abr haced esto en memoria mía/italia
La vida de la cuarentena nos ha llevado a cerrarnos en nuestras casas dejando de lado aquellas rutinas que nos hacían sentir que estamos hechos para las relaciones. La ausencia de contacto real con el otro lleva a mirarse para dentro, a volcarse en las preocupaciones personales, movidos por un constante dinamismo de salvarse a sí mismo. Es como si la salud, la prudencia y el cuidado de uno mismo terminan por abarcar todo el horizonte cerrando la mirada a un escenario distinto.
Sin embargo, la dinámica de la Eucaristía y de la Pascua, aunque en estos días se haya presentado sin mucho estruendo, nos ponen como creyentes en un éxodo fuera de sí. Pararse a contemplar el Resucitado es ocuparse de la Alegría del Otro y tratar de gozar junto a Él. Esta Alegría que parece esconderse, muestra sus santísimos efectos en la discreta caridad de un servicio pequeño.
En Italia en los días de emergencias, quienes pudimos, nos quedamos en casa, otros, perdieron todas sus seguridades además de su alimento diario. Sabiéndonos privilegiadas todas sabíamos que de algún modo podíamos hacer Eucaristía:
- Tanto la Comunidad de la Curia General como las dos de XX Setembre nos hemos comprometido a asegurar la comida a 80 personas una vez a la semana apoyando San Egidio que tuvo la iniciativa.
- En Bologna con 18 chicas en la Residencia Universitaria, hemos organizado ocasiones de encuentro y compartir, con talleres de cocina y comidas compartidas en el jardín. Hemos hecho una noche de adoración para rezar por las personas implicadas en primera línea, enfermos y personal sanitario y de asistencia. Se están forjando fuertes vínculos entre las chicas y con nosotras, que también dan cabida a buenas reflexiones. Todas sabemos que es un buen momento de crecimiento para todas. Nuestra contribución también pasa por lo económico con donativos y reducción de tarifas a las chicas…
- En Palermo la adoración es transmitida en facebook, los domingos la Santa Misa y una vez a la semana los Ejercicios en la Vida Ordinaria. Respondimos a la petición de las personas que se sienten acompañadas y confortadas de esta manera. Al principio, al no estar preparadas tuvimos dificultades y vamos aprendiendo que esto todavía requiere compromiso y paciencia. También hemos podido colaborar con un purificador de aire al hospital y algún otro donativo…
Sentimos que el Señor nos está reeducando a esa humanidad hermosa que Él nos dio y que habíamos perdido detrás de tantos espejismos y necesidades creadas. El tiempo lento, los espacios reducidos, la continuidad son los elementos de un contexto que habíamos perdido, mientras nos rompíamos en tantos pequeños individuos inconscientes de sí mismos y de los demás y, sobre todo, de una pertenencia común. Creo que este es el mejor regalo de este tiempo difícil, el haber encontrado el “nosotros” del que formamos parte, el sentirnos cuerpo, el reconocernos unos a otros, en un abrazo global en el que cada uno intenta hacer su parte y todos juntos lloramos a los muertos y nos regocijamos por cada pequeña señal de mejora. Esta es la herencia a la que no debemos renunciar, sino a la que debemos volver.
Nuestro granito de arena…discreta caridad y discreta alegría que brotan del ocuparnos cada vez más de los intereses de Jesús, del descentrar el corazón hacia el dolor del otro, de estar a lado de los pequeños, de acompañar la soledad del desamparado, de seguir alimentando la esperanza de que Dios sabe sacar lo mejor de cada situación. Discreta caridad que, sostenida por una discreta alegría, hace vida las palabras de Jesús: haced esto en memoria mía.
En este ponernos al servicio, en este partir el pan experimentamos la Alegría del Resucitado que habita nuestra desilusión, nuestros miedos y nuestras cerrazones para hacernos apóstoles capaces de salir al encuentro del otro, dando la vida en memoria suya.
Provincia de Italia