PONIENDO ROSTRO A LOS HERMANOS VENEZOLANOS/COLOMBIA

PONIENDO ROSTRO A LOS HERMANOS VENEZOLANOS/COLOMBIA

A un costado de la Autopista Norte, en Bogotá, decenas de hermanos venezolanos esperan encontrar la forma de viajar hasta la fronteriza ciudad de Cúcutay de ahí poder regresar a su país. 

Un problema que se agudiza con el paso de los días y que los enfrenta a las autoridades y a los vecinos del sector, quienes les impiden permanecer en el andény los obligan a caminar hasta las afueras de la ciudad. 

Por todo lado se les cierran las puertas, ya que son considerados una amenaza fuerte de contagio frente a la situación del covid19.

“Nosotros queremos que nos ayuden a regresar a nuestro país, que acá estamos pasando muchas necesidades y preferimos estar allá”, indicó Sonia Machado, una venezolana que viene viajando desde Ecuador y que lleva consigo a dos niños, uno de tres y otro de cinco años. 

Así como Sonia, muchos de los venezolanos que se encuentran en el lugar vienen procedentes desde países como Perú y Ecuador, lugares de donde salieron por temor al contagio por COVID-19. 

Están en condiciones insalubres e incluso han tenido que aguantar fuertes lluvias. Asimismo, no tienen ningún lugar a donde dirigirse para hacer sus necesidades y asearse.

Frente a esta situación de marginalidad y de riesgo sanitario la alcaldía de Bogotá les ha propuesto alberge temporal, pero lo que ellos de alguna manera piden es que se les de la posibilidad de viajar a la frontera para regresar a su país y estar con sus familias, expresan que están aguantando hambre y algunos niños ya se encuentran enfermos por las condiciones inhumanas en que viven

Son situaciones en las que humanamente nos sentimos impotentes, ya que es un grupo poblacional que cada día crece más (500 a 600 migrantes) en una situación de vulnerabilidad bastante amplia.

Por estos días estamos haciendo seguimiento a esta situación y buscando como involucrarnos frente a una realidad que de un momento a otro nos cambio todo frente a nuestro proyecto con los migrantes y con nuestro colegio.

Pidamos al Dios de la vida que nos siga acompañando en esta barca y que pronto pase la tormenta y sigamos siendo mejores guardianes de su creación.

Juan Jairo Laverde, FACI