VOLVERME PRÓJIMO (ft 81)/ FRANCIA

VOLVERME PRÓJIMO (ft 81)/ FRANCIA

Angel[1] es una mujer que nació y creció en Togo. Hace unos años, cuando tenía la vida resuelta, su dinamismo e inquietud por su país le llevaron a involucrarse con quienes se oponían al corrupto Gobierno de su país. Esto le llevó a prisión de donde gracias a un carcelero que era de su mismo pueblo logró escapar con la condición de abandonar el país… Lo hizo con lo puesto, de noche por la frontera terrestre con Benin. Tras diferentes avatares llegó a Italia donde se le reconoció como asilada política. Aunque nunca hubiera dejado su país, si no es por verse obligada a ello para salvar su vida, estaba dispuesta a iniciar una nueva vida. Casi nada le ha sonreído empezando por la salud sin la cual es imposible trabajar y por ello imaginarse con ilusión un futuro y al menos ayudar a distancia a quienes dejó en su país…

Angel se ha cruzado en nuestro camino la primera vez en 2018 a través de la colaboración con JRS Italia y nos ha regalado encarnar lo que dice el Papa Francisco en Fratelli Tutti 81: Entonces, ya no digo que tengo “prójimos” a quienes debo ayudar, sino que me siento llamado a volverme yo un prójimo de los otros…

Nos lo cuenta Clara Lito, aci desde París:

La conocí en Roma, durante los seis meses de Tercera Probación (un tiempo de formación antes de hacer los últimos votos). Ella era muy discreta, pero tenía siempre una sonrisa en los labios. Yo hablaba bastante con ella en francés, porque era su idioma materno (y a mí me venía bien, ¡para practicar!). No hablaba mucho, pero era una buena presencia y fue ganando el cariño de las hermanas. Pasaron seis meses, dejé Roma y he vuelto a Portugal… Angel se quedó con esta comunidad, que considera su segunda familia.

De Portugal, me fui destinada a Paris. Algunos después de estar aquí, recibo un mensaje de una hermana de Roma diciendo que Angel estaba en Francia. Había sido operada al corazón, ahora ya no estaba ingresada, pero se sentía muy sola, perdida… No tenía a casi nadie ahí. Algunas semanas después fui a verla. Estábamos en tiempo de confinamiento, pero el gobierno francés permitía viajar para dar apoyo a personas en necesidad… Aproveché esta posibilidad.

Pasamos un día muy bueno las dos… visitando la ciudad, charlando. Al final del día, Angel sonreía… Y yo también, contenta por volver a encontrar esta mujer, tan fragilizada pero que, a la vez, había vuelto un poco a la vida con este encuentro sencillo y alegre.

Doy gracias a Dios por tener la posibilidad de conocerla y acompañarla. Lo que vive no es nada fácil, entre la enfermedad y el hecho de no tener papeles aquí en Francia. Sigue muy sola en la ciudad donde está, pero, al menos, sabe que nos tiene a nosotras “cerca”.

A mí me impresiona desde el principio su cercanía, no sé quien se ha hecho más prójima si yo si ella. Ya vino a París dos veces (una por los papeles y otra para estar sencillamente con nosotras, para pasear…) y ¡está en nuestra comunidad como en familia!

Angel nunca pide nada… pero agradece infinitamente todo lo que podamos darle. Es un corazón abierto y nos hace abrir el corazón. Confía plenamente en nosotras y nos enseña lo que es la dependencia, no una dependencia malsana, sino la dependencia de saberse querida y amada. Sí, Angel nos hace salir de nosotras y dar vida a las palabras del papa Francisco en Fratelli tutti “Entonces, ya no digo que tengo “prójimos” a quienes debo ayudar, sino que me siento llamado a volverme yo un prójimo de los otros.” (n.81)

Creo que más que nosotras, es ella quien se hace prójima de nosotras, nos hace salir de nosotras mismas y dar lo mejor que tenemos.

En su fragilidad, Angel nos da la fuerza para desear acercarnos más y más de la fragilidad del mundo, de hacernos prójimas de quien sufre, de dar pasos (aunque muchas veces pequeños) para construir el Reino, para hacer que todos sientan que tienen lugar en este mundo tan desigual.

Angel nos dice que somos su familia, nosotras ya la hemos adoptado y, en este intercambio, nos hacemos prójimas unas de otras y del mundo sufriente, de aquellos que tienen mucho menos que nosotras, de aquellos que buscan simplemente un futuro con sentido, en seguridad.

Angel nos hace tener un corazón más universal… Mi deseo: qué vengan “muchas Angels” a nuestras vidas, porque son estas personas que nos humanizan, que nos invitan a la esperanza y que nos hacen luchar por un mundo más justo…  

Clara Lito, aci


[1] Nombre ficticio