CENTRO MISIONERO Y DISPENSARIO SANTA RAFAELA MARIA/FILIPINAS

CENTRO MISIONERO Y DISPENSARIO SANTA RAFAELA MARIA/FILIPINAS

Las hermanas ACI de la comunidad de Loyola están trabajando de la mano con la gente en diferentes áreas de Kaingin II. La zona de Gubat, donde viven algunos inmigrantes, es la peor zona: un medio ambiente pobre y condiciones de pobreza. Las familias apenas sobreviven día a día. La pandemia de Covid-19 agrava la situación de la población. Muchos padres han perdido sus trabajos, los niños no van a la escuela, su salud es mala, hay desnutrición y otras condiciones que amenazan todos los aspectos de la vida humana.

Ver estas realidades nos abrió los ojos para intentar acompañar a estos pobres migrantes en sus luchas, escuchar su llanto y sus necesidades, empoderarlos y sacar lo mejor de ellos, a pesar de su situación, y caminar con ellos en su búsqueda de justicia.

Como nuestra respuesta, el Santa. El Centro de Aprendizaje Rafaela Maria para niños se inauguró el pasado 12 de noviembre de 2021 y la mayoría de los niños inscritos son de la zona de Gubat. Nuestro centro de educación infantil se compromete a brindarles un programa adecuado y bueno, que incluya todo para todos los niveles del desarrollo del niño: sus necesidades sociales, físicas, intelectuales, emocionales y espirituales. También proporcionamos a los niños alimentos saludables pero sencillos, que facilitan un crecimiento y desarrollo saludables. Trabajamos con maestros, padres y voluntarios de la familia Aci como nuestros socios en beneficio de los niños. Creemos que cada niño es muy importante y necesita nuestra atención y respeto.

El pasado octubre de 2021, también abrimos el Centro y Dispensario de la Misión Santa Rafaela María para niños desnutridos, personas con discapacidad y personas mayores que todavía a menudo se consideran objetos de lástima en la sociedad en general. Hicimos todo lo posible para mejorar el acceso a servicios de atención médica asequibles y de calidad y para responder a sus necesidades de atención médica. Los atendemos con compasión y dignidad, les damos un trato integral y escuchamos sus sentimientos con atención. Agradecemos la cooperación de diferentes voluntarios para cuidar la salud de las personas y brindarles amor y dignidad.

Mi encuentro con los migrantes en lugares deprimidos en nuestras áreas de misión me hizo darme cuenta del poder evangelizador de los pobres. En ellos veo esperanza, alegría, gratitud y fe en Dios a pesar de sus luchas y dificultades. Todos somos pobres, en el sentido de que todos necesitan estar conectados con Dios, que es la fuente de todo. Cada uno de nosotros tiene algo que dar y cada uno de nosotros tiene necesidades que cumplir. Como en la respiración, inhalamos y exhalamos. Necesitamos reconocernos como parte de todo el cuerpo de Jesús, la iglesia, que es una iglesia de los pobres. Nos dejamos sumergir en nuestra realidad y transformarnos para tener un corazón como Jesús, un corazón para los pobres. También se nos invita a hacer de nuestra vida un testimonio de lo que es el reino de Dios.

Ma. Lani M. Saligumba, aci