¡POR UNA IGLESIA EN MISIÓN!/ESPAÑA

¡POR UNA IGLESIA EN MISIÓN!/ESPAÑA

“Comunión, participación, misión…”. Palabras dinamizadoras para toda la Iglesia, y en mi corazón “resonando” en clave de mayor compromiso como Santa Rafaela querría, al ver “cuantos hijos e hijas tiene Dios”. Participar en el Equipo sinodal de la CEE, como miembro representante de la Vida Consagrada, ha sido una oportunidad de riqueza y como expresaba antes de mayor compromiso, por eso la vivencia de la Asamblea final Sinodal, de las setenta Diócesis españolas, celebrada el pasado día 11 de junio colaborar en su preparación, sentir que estamos llamados a “caminar juntos”, es avivar el deseo de ser instrumento sencillo, que posibilita el sentirnos “hermanos y hermanas”, marchando hacia el nosotros, como único futuro al que toda la Vida Consagrada, como levadura tiene que estar cada vez más implicada.

Fue una fiesta, más de 600 personas de las distintas Diócesis, religiosos, laicos, Obispos… todos y todas, queriendo que el Espíritu sea quien nos conduzca y guie para ser una Iglesia en salida, ocupada y preocupada, sobre todo por los más pobres y vulnerables…que nos encuentren ¡en las periferias!

Muchos compartían como este proceso sinodal, nos ha cogido por sorpresa, ¿qué nos pregunten?… ¿será verdad, servirá para “algo”?… y puestos en marcha, creyendo en la Palabra con mayúsculas, hemos sido “encontrados”, nos hemos descubiertos a través de los encuentros y reuniones, que no se trataba de hacer “votaciones” de materias, o preguntas a contestar… había que “escuchar al otro”, ponerse en los zapatos de los “otros y otras”… este era el desafío y discernir, metodología en la que somos poco expertos, pero quizás también ha sido la oportunidad de ser “aprendices” del Espiritu que nos lleva más allá y nos pone en caminos nuevos, haciéndonos más audaces, cayendo en la cuenta como a lo de Emaús, que el corazón nos arde, cuando salimos a la intemperie y nos dejamos interpelar…que no lo sabemos todo, ¡qué buena sana sabiduría!. Para muchos de los grupos la riqueza ha sido que han buscado y han “sido encontrados”, en el afán del querer de Dios para la Iglesia, aquí y ahora.

¡Todos implicados y complicados!… he sido regalada, viendo y teniendo la oportunidad de “leer” las participaciones, las síntesis elaboradas por las Diócesis y movimientos laicales, vida Consagrada… y qué al compartir esa mañana de sábado, percibir que deseamos no quedarnos, con la ayuda del Espiritu, en que ya ha terminado todo, que los temas compartidos piden una mayor complementariedad de las tres vocaciones, y la corresponsabilidad, en dialogo que busca encontrar la aportación de cada una.

¡Tenemos que ser Comunidades que escuchan y acompañan!, y como señala el documento final, Pueblo de Dios que colabora activamente no tanto en eventos pastorales sino en gestar procesos de vida. En estado permanente de “misión”.

MªJosé Tuñón, aci

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