La formación en las Esclavas contempla distintas etapas en las que, bajo la acción del Espíritu, la persona se va comprometiendo con Dios, consigo misma, con la comunidad y con la misión.
Aprender a ser Esclava al estilo de Santa Rafaela significa crecer en libertad interior, madurez humana y afectiva, además de interiorizar el arte del discernimiento. Todo esto para ser “apóstoles en misión”, dispuestas a habitar cualquier porción del Reino a la que se nos envíe.