
07 Ago Grande Canarias, con los migrantes, abriendo el corazón

Esta misión nos ha marcado profundamente. Han sido tres semanas especialmente significativas, en las que, por fin, pudimos poner rostros concretos a tantas historias dramáticas que, desde hacía tiempo, escuchábamos en las noticias. Hemos acompañado a chicos en su mayoría menores de edad, todos ellos con algo en común: ser extranjeros en esta tierra y vivir paralizados por la falta de “papeles”.
Son jóvenes que quieren aprender, trabajar, integrarse… y que echan muchísimo de menos a sus familias. Nos conmovió su bondad, su gratitud, la enorme sonrisa con la que nos recibían cada día y esa voluntad incansable de aprender lo poco que teníamos para enseñarles.
Al tocar de cerca su vulnerabilidad, su sufrimiento y sus heridas, sentimos con fuerza el deseo de hacer todo lo posible por proteger su dignidad infinita. Nos movió a hacernos próximos, a intentar sacar lo mejor de cada uno y, sobre todo, a hacerles sentir que no están solos en este camino.


Si algo hemos podido hacer, ha sido porque lo hemos vivido juntos, en comunidad: una comunidad de 11 personas, unida para la misión, caracterizada por la acogida de cada uno tal y como es, por el servicio atento y generoso, por la alegría de estar juntos y, muy especialmente, por la oración compartida. Esa oración que nos permitía descansar en el Señor y aprender de Él a “pasar haciendo el bien”, construyendo así, en lo pequeño de cada día, su Reino.

Semana del 26 de Julio
(Para ver la publicación en Instagram …)
Durante esta semana, el verbo que más presente ha estado ha sido proteger, no concebido solo desde su definición literal, sino desde lo que significa para cada uno de nosotros, acorde a los valores del evangelio que nos mueven a actuar e interactuar con el corazón abierto.
Si ahondamos en el origen de la palabra proteger y la analizamos con detalle, esconde dos ideas, “pro” y “tejer”. En el contexto de la vida compartida con personas de distintas culturas y procedencias, además de cuidar, se trata de tejer vínculos con gestos sencillos que, en ocasiones, tienen una respuesta inesperada, llena de sentido y hondura, que nos lleva a convertir lo ordinario en extraordinario.
Hilos de diferentes características que se mezclan con los nuestros formando un telar que nos hace ser conscientes y estar agradecidos por cómo el Señor se hace presente en nuestra pequeña comunidad, con, desde y en otros.
«Veo a Dios muy grande, y a mí, pequeñísima».



LLegada
(Para ver la publicación en Facebook or Instagram …)
Aterrizando en Las Palmas de Gran Canaria, siendo este no sólo lugar de servicio, si no de acogida y oportunidad de estar y dejarse hacer por otros.
Nuestras manos se entrelazan para intentar construir juntos el reino de Dios.
Este voluntariado no solo es acción, si no también, oración y comunidad, siendo ambos pilares fundamentales para acercarnos a Dios, poder ser presencia en el prójimo y descubrir el valor de compartir la vida. Una búsqueda conjunta de la esperanza, frente a una realidad visible en cada encuentro, en cada persona…
La acogida ha sido el primer camino recorrido. No sólo abrirse a los demás , sino también abrir el corazón, escuchar sin prejuicios, mirar con misericordia y ofrecer un espacio donde el prójimo se sienta abrazado con dignidad.
«Nuestro corazón no puede limitarse a un número reducido, sino darse al mundo entero».




¡Siguenos!
Si quieres saber más sobre nuestras misiones y participar, escribanos o síguenos en nuestras cuentas Facebook or Instagram