VIAJE A LA FRONTERA SUR, “en Familia” / España

VIAJE A LA FRONTERA SUR, “en Familia” / España

LOS PREVIOS
De forma discreta, sin hacer mucho ruido, apareciendo y desapareciendo, las Esclavas han estado presentes en mi vida. En su cole de Córdoba hice parvulitos, que entonces la EGB sólo era de niñas, y tuve que cambirarme de cole. Pero siempre me gustó la forma de hablar de Dios que tenía mi prima, tan unida siempre a ellas.
Años más tarde las monjas acogieron en la iglesia de la plaza de San Juan a un sacerdote que me hizo entender la fe adulta. Y poquito después me casé allí. Hace ya casi quince años. Y mis tres hijos se educan allí en una fe moderna y comprometida.
Y este año ha surgido la posibilidad de viajar a Ceuta. Desde la pastoral del cole y junto a profesores que dedican el tiempo que no tienen a darle una formación inigualable a sus alumnos. Nos han protuesto a algunos padres y alumnos de últimos cursos si queremos acercarnos a una realidad que tenemos muy cerca y que se nos escapa. Dije que sí, que me apuntaba. Con un poco de recelo a lo desconocido, pero queriendo aprovechar la oportunidad.

MADRE PAULA
Viajamos un fin de semana a Ceuta. Reconozco mi más absoluta ignorancia sobre aquella ciudad hasta el momento en que fuimos. Nos embarcamos en el Ferry unas 25 personas. En un ambiente maravilloso de juventud, de ganas de aprender, de ganas de acoger.
Y en Ceuta nos esperaba la Asociación Elin. Elin fue un oasis que se encontraron los judíos en su peregrinación hacia la tierra prometida. Y eso es Elin para cientos de personas. Un oasis en su vida, en su peregrinar hacia sus sueños. Allí esperan madre Paula y madre Cande, junto con más voluntarias.
Elin es un lugar de acogida, de aprendizaje, de servicio, de alegría, de esperanza. Donde nadie pregunta el por qué. Si has venido a Elin es porque necesitas un descanso, una ayuda. Y allí fuimos acogidos por su gente. Nosotros pensábamos que desde Córdoba nosotros íbamos a dar acogida a los extranjeros. Qué equivocados estábamos. Nosotros fuimos acogidos en Ceuta por personas que llevan meses allí a la espera de encontrar una forma de vida más digna en cualquier lugar de Europa. Nos conocimos, charlamos, jugamos, reímos y finalmente bailamos. Un idioma universal. Gracias, madre Paula por tal lección de Vida.

REGRESO
Cuando acaba el fin de semana es desgarrador. Yo cruzo el estrecho. Tú no. Yo saco el documento. Tú no tienes. Yo vuelvo a la costa donde veraneo cada año. Tú te quedas aquí esperando. Pasarán meses en los que yo continuaré con mi vida diaria de prisas, quejas y preocupaciones secundarias. Tú tratarás de seguir con tu viaje, abandonando Elin para volver a otro desierto.
Nuestro viaje a Ceuta no da respuestas, no tenemos la varita mágica, no sabemos de política internacional, no somos expertos en migraciones. Sólo volvemos sabiendo que hay hermanos nuestros que están viviendo un inmenso drama humano. Aquí al ladito. En un lugar que bien podría ser localización de un resort de lujo, pero donde personas como tú y como yo buscan una vida con dignidad.
Vengo de allí con otra mirada hacia esos hermanos nuestros. Gracias madre Paula, gracias a su gente y gracias a todos los que habéis hecho posible el viaje. Que ese fin de semana no caiga en el olvido y nos vuelva a mover por dentro cada día.

Ricardo Aguayo, Padre de Familia