INICIO DE LA NUEVA MISION EN LA PERIFERIA DE ROMA

INICIO DE LA NUEVA MISION EN LA PERIFERIA DE ROMA

«Echen la red a la derecha y encontrarán pesca».

Todo empezó cuando la comunidad de la Provincia de XX Settembre en Roma, decidió dejar la casa donde murió Santa Rafaela a la Curia General. De allí, se nos abrió el tiempo de la búsqueda que nos llevó bastante tiempo, bastantes intentos y planes que se fueron deshaciendo. No se trataba solo de encontrar un sitio donde ir a vivir, sino una misión para la comunidad y para todo el Cuerpo de la Provincia de Italia. Experimentamos con fuerza que la búsqueda conjunta de la voluntad de Dios era esto: una comunidad que vibra junta con el soplo del Espíritu Santo. Esta misma experiencia vivida al mismo tiempo y en el mismo lugar genera una consolación sin iguales.

A pesar de ser cada una un instrumento distinto, hemos experimentado desde el principio estar orientadas hacia un mismo querer: acompañar a los que habitan en el corazón de Cristo. Por eso, tratamos de seguir distintas pistas y sugerencias donde podríamos encarnar este querer, hasta llegar a ofrecernos al Obispo del área Este de Roma, Mons. Palmieri. Finalmente, una tarde del 3 de agosto el mismo Obispo nos condujo hasta un barrio alejado del centro y de los intereses del Ayuntamiento en la parte Este de la ciudad. Al finalizar el recorrido en el coche, de vuelta hacia casa, la comunidad entera decidió apostar por esta zona de Roma inesperada e inexplorada. El Obispo buscaba una presencia religiosa que pudiese dar vida a una pequeña capilla de la parroquia y servir a las 5.000 personas presentes en este territorio. Las cuatro a la vez sentimos que nos invadió una energía nueva y desconocida.

Después de haber acogido este nuevo envio por parte de la Iglesia y del Instituto, tuvimos que resolver las cuestiones prácticas para vivir en este barrio: encontrar un techo donde vivir, darle rostro concreto a la misión, tramitar el traslado. Nuestra confirmación llegó también cuando la Provincia entera apoyó la misión y cuando conseguimos encontrar dos pisos cercanos uno a otro en la misma planta de un mismo edificio.

El día 7 de noviembre 2020 se concluyó nuestra mudanza hacia el barrio de Lunghezzina. Aquel día empezamos a vivir y compartir la vida del pequeño pueblo del Señor con una certeza de fondo: la alegría de salir de nuestras zonas de confort.

La comunidad se encontraba como los apóstoles en el lago de Tiberiades. En medio de la noche llega la invitación a cambiar la dirección de la red y a tirarla por el lado derecho. La abundancia que vino después fue la confirmación de que el Señor estaba visitando a sus amigos. Allí estaba la voz del Maestro habitando los límites de sus certezas, allí estaba el Maestro paseándose sobre los confines de sus comodidades, allí estaba el Maestro alentando las pequeñas semillas de vida que acompañan la comunidad sin rumbo. En el ejemplo del Maestro que se descentra para salir al encuentro de sus amigos, reconocemos el envío a hacer lo mismo. Mucho tendremos que aprender de la vida de estas personas, mucho tendremos que saber de las historias que acompañan cada rostro, mucho tendremos que invertir en las relaciones cotidianas, pero sabemos que el paso de una noche sin recompensa al amanecer de la fe renovada estará marcado por el talante de una vida en salida.  

Solamente encarnando este gesto primero en pequeños gestos diarios podremos seguir colaborando con Él…

Anna Rita Bozzetti, aci