25 Feb UNA FAMILIA QUE SE AGRANDA/ARGENTINA
Hace muchos años las hermanas repetíamos esta oración a Dios al terminar el día: “Ensánchanos el corazón, agrándanos la familia y haznos la casa”. Y creo que este pedido se hizo y se hace realidad de muchas maneras.
En febrero del 2016 llegaba a Ituzaingó para una nueva misión. Coincidía con la llegada de una familia siria, a quién nuestra comunidad recibía con especial cariño. Comenzaba un gran desafío. Compartimos nuestra casa con nuestros hermanos hasta diciembre de 2020. Fueron cuatro años de encuentro, de conocimiento y ayuda mutua. Una experiencia de vida y de familia, muy buena y enriquecedora para todos.
El 31 de enero de este año abrimos de nuevo las puertas para recibir a una familia armenia. Sería un gran cambio porque llegaban niños a nuestra casa, Nelli y Arman, y sus papás, Edgard y Lusine. Los conocimos en noviembre del año pasado a través de la hermana Constanza. Disfrutamos de una tarde juntos en nuestro jardín y desde ese momento empezamos a preparar con ilusión su llegada.
Nuestra familia se agrandó. De repente escuchamos una voz de niña que nos dice “abuela o tía”, en señal de respeto y cariño. Y así como Arman, el bebé de nueve meses, se prepara a caminar, así toda la comunidad empieza a hacerlo junto a ellos. Hay mucho por recorrer, por escuchar, por aprender, por acompañarnos mutuamente, por descubrirnos y sentirnos amados. Lo hacemos desde lo concreto, y cotidiano, por eso nos gusta compartir una comida, practicar el español, prepararnos con Nelli para el comienzo de sus clases y más.
Estamos seguras de que este tiempo será de mucha riqueza para todos, para generar comunión más allá de “la raza, lengua, religión”. Lo hacemos con confianza y alegría porque “el corazón se nos ensancha, se nos agranda la familia, y hacemos la casa”.