ENSANCHA LA TIENDA/CURIA GENERAL

ENSANCHA LA TIENDA/CURIA GENERAL

“Ensancha el espacio de tu tienda, despliega tus toldos sin reparo:
Alarga tus cuerdas, refuerza tus estacas” (Isaías 54, 2)

Al pensar en la Navidad, me viene el recuerdo de las palabras de Isaías: “Ensancha el espacio de tu tienda, despliega tus toldos sin reparo” porque hemos ido “ensanchando” bastante la nuestra y en estos días se ha hecho visible.

Al principio de octubre recibimos en casa una familia de Afganistán: un matrimonio joven con un niño de 2 años y una niña de 6; además esperan su tercer hijo. Acababan de salir de Kabul escapando del dominio talibán; llegaron a través de JRS.

Estuvieron con nosotras solo unos días porque en seguida los llamaron para iniciar el proceso de obtención del estatuto de refugiado. Nos alegramos de que el proceso empezase deprisa, pero al mismo tiempo sentimos pena de no seguir teniéndolos cerca: veíamos que, poco a poco, se iban sintiendo en casa; los niños, que al principio extrañaban -como es lógico- ya correteaban tranquilos por el comedor y a los padres se les veía relajados.

Desde que se fueron hemos seguido teniendo contacto con ellos por WhatsApp y de esa forma hemos podido reforzar la amistad del primer contacto. Han venido a comer varias veces, una de ellas fue antes de que se fueran las terceronas y así se despidieron de ellas.

Al acercarse la Navidad los invitamos a comer; ellos son musulmanes y con mucha delicadeza, sabiendo que para nosotras ese día es una fiesta muy especial, preguntaban si no nos importaba que estuviesen también ellos. No, ¿cómo nos iba a importar? Al contrario, nos dio mucha alegría que celebrasen con nosotras el nacimiento de Jesús, que nació para todos.

Nos van comunicando los pasos de su proceso. Gracias a Dios, después de pasar por diferentes alojamientos (hoteles, estructuras de acogida, etc.) ahora están independientes en una pequeña casa en el Trastevere. Cuando vinieron en Navidad, aunque solo hayan pasado unas semanas largas desde la última vez que los vimos, se nota que los niños van creciendo; la niña ya ha empezado a ir a la escuela; da gusto verlos y tenerlos por amigos.

En nuestra “tienda” también estaba Fardusa el día de Navidad. Se trata de una joven señora de Somalia que está con nosotras desde principios de diciembre, a petición de JRS Italia. Ya hace algunos años que está en Roma y tiene algún trabajo, pero ha tenido que salir de la casa donde se alojaba y mientras no encuentra otra, se queda aquí. VIDEO

Cuando tuvo que escaparse de su tierra, dejó allí cuatro hijos: tres chicas y un chico a los que vamos conociendo por las fotos que nos enseña; cuando surge la ocasión, hablamos con ella de su vida en Somalia, nos explica detalles de su religión…, nosotras también le hablamos de nuestra vida; son conversaciones familiares sobre todo a las horas de las comidas, alrededor de la mesa.

Fardusa se ha integrado estupendamente en nuestra comunidad; en muchos aspectos es como una más. Es musulmana pero ha querido acompañarnos en las celebraciones propias del tiempo de Navidad; ha estado presente en la Capilla durante algún momento de oración comunitaria y nos gusta verla allí uniéndose a nuestra adoración al Señor que, aunque no se dé cuenta, es también su Dios.

En la noche de fin de año estuvimos en el comedor cantando villancicos en todas las lenguas que allí había, que eran bastantes porque estaban las Hermanas de la comisión previa y la Comunidad Residencia de Italia, con la que compartimos esta casa. Allí estaba también Fardusa; la animamos a cantar una canción de cuna en su lengua y así ella también pudo unirse al “concierto”.

Todavía en tiempo de Navidad, vino a comer Angerlym, una joven venezolana que habíamos acogido cuando todavía estábamos en Vía Parre; continuamos en contacto con ella y de vez en cuando nos visita. Es una persona alegre, muy vivaz, que se sabe situar y buscar el trabajo que le conviene. Cuando pasa por aquí nos pone al corriente de su vida, nos cuenta cómo van sus cosas y su trabajo; dejó una hija en Venezuela y quiere traérsela. Es un gusto verla contenta.

En el tiempo de Parre y en diferentes momentos tuvimos en casa a Mable y a Françoise. Mable es una joven señora de Togo, una mujer muy madura, con una carga enorme de sufrimiento. Un tiempo después de salir de nuestra casa se fue a vivir a Francia, donde tiene gente conocida y la facilidad de la lengua. Tiene problemas serios de salud y allí la tuvieron que operar del corazón. De vez en cuando nos manda noticias y siempre dice que nos considera su familia. No vive en París pero está en contacto con nuestras Hermanas de aquella comunidad.

También en Vía Parre alojamos durante un tiempo a Françoise, una señora joven de Costa de Marfil. Le tocó pasar encerrada en casa la primera fase de la pandemia y ¡cuánto le costó! Lucha  por sus derechos y el hecho de no poder salir de casa para tratar algunos de sus documentos le producía una angustia enorme. Poco a poco, cuando ya pudimos salir, se fue serenando dentro de lo que cabe porque es animadísima, impulsiva, entusiasta… También ella sigue dándonos noticias de su vida. Françoise es de la iglesia Evangélica, muy piadosa, muy rezadora; le gusta muchísimo cantar sus cantos religiosos y da gusto oírle cantar después de haber pasado por tantas dificultades y tanto sufrimiento al huir de su tierra.

Las dos últimas, nos han felicitado en Navidad con mensajes cariñosos; es como si nos hubieran recordado que nuestra “tienda” también se ensancha a través de las redes sociales…

Mercedes Talavera. aci