26 Abr BUSCAR UNA VIDA DIGNA ES UN DERECHO/ESPAÑA
La comunidad de Benirredrá/Gandía, queremos compartir con gozo que tenemos “vecinas”, dentro de los límites de nuestra casa. En otros momentos esa pequeña casa que tenemos frente a la casa de Espiritualidad ha sido casa de hospitalidad, acogiendo a familias migrantes, pero la pandemia la dejó vacía, y de nuevo se convierte en hogar de acogida.
A través de Cáritas interparroquial de Gandía, hemos firmado un convenio para acoger a familias que “buscan oportunidades para ellos y para sus familias. Sueñan con un futuro mejor y desean crear las condiciones para que se haga realidad” FT 37.
En este momento la habitan dos familias, una de Honduras con un bebe de un año y otra de Colombia con dos hijas. Al llegar a Gandía alquilaron una habitación, con un coste al que no podían hacer frente. Lo primero que pronunció una de las niñas al entrar en la casa fue “una cama para cada una”, la mamá, junto a sus dos niñas de 9 y 15 años, venían de dormir las tres en una cama de 90 cm.
Nos hemos reconocido como vecinas en una merienda en comunidad, han compartido con nosotras los momentos de tristeza y nostalgia que pasan cuando miran lo que han dejado, sobre todo cuando piensan en sus seres queridos, que no saben si volverán a ver, porque se han arriesgado a venir y abandonar su país y familias. Ahora les queda el largo proceso de ser legalizadas con la residencia en nuestro país y encontrar trabajo. Nos dicen: “El dinero que se gana en el trabajo no alcanza para pagar todo, por eso la gente sale del país. El salir de uno, no es fácil porque no sabes lo que te va a pasar”,busco una vida mejor para mis hijas sin miedo y le pido a Dios: “yo sé que más que el amor que yo les tengo a mis hijas, Dios las quiere porque las creó. Por eso le pido cuídalas y guárdalas. Ayúdalas, dale la fuerza como me la das a mi”
Se sienten profundamente agradecidas y nos dicen: “Dios ha puesto personas buenas de nuestra parte y nos van a cuidar”, “Yo me siento muy contenta por esta oportunidad que nos brindaron. Créame que tener una casa donde vivir es un privilegio, todo el mundo no lo tiene. Dios es el que abre puertas y nos marca el camino para que una pueda andar”.
Somos conscientes del drama de la inmigración, nos duele al ver cómo tantos hijos de Dios, hermanos nuestros, viven en desamparo y vulnerabilidad y sentimos la alegría de aportar nuestro granito de arena. “Si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida” FT 195
Paqui Oñate, aci