DÍA 6

CRECE EL INSTITUTO BAJO SU LIDERAZGO

El 1 de julio de 1879 les entregan las llaves de la casa del Obelisco. Rafaela tiene 29 años. El 9 de junio de 1892, la madre Sagrado Corazón sale para Roma; tiene 42 años. Han pasado trece años. 

En ese tiempo Rafaela dirige el Instituto, aunque nunca tuvo pretensiones de fundadora. En esa casa es Maestra de Novicias, “Corazón que forma corazones”. Distintos acontecimientos se suceden: se aprueban los Estatutos, el Decretum Laudis (24.1.1886), la aprobación pontificia (29.1.1887), las Constituciones. También hacen la Profesión perpetua (ella, en 1888; Pilar, un año más tarde). Durante esos años se realizan fundaciones y el Instituto crece: Córdoba, Jerez, Zaragoza, Bilbao, Coruña, Cádiz, S. Bernardo…

Son años de alegrías y sufrimientos. Por un lado, reina el espíritu de unión, entusiasmo, valentía, empuje… son los inicios de expansión del Instituto; también con las propias dificultades que trae la vida. Y desde ahí ejercerá su gobierno sobre el Instituto. 

Son años entrañables de búsqueda, de iniciativas, caminos; alegría del grupo entusiasmado que se amplía y va abriendo nuevas casas; también tiempo de dificultades, de roces, de choques… 

Muchas veces Rafaela habla de lo poco que le gusta el “espíritu afeminado” de la época. En lenguaje de su época, apunta por el espíritu sólido, varonil, no gachoso.... Habla de “vida seria en el espíritu”, “poner el alma fina”…

En algo de lo que dice a “las primeras” en algunas cartas escritas desde el silencio y la reflexión en su cuarto, apoyada en su mesa de trabajo, podemos descubrir certezas de su corazón:

“Acrecentemos el fervor cada minuto” finales de julio 1881

“… aunque sea por peñascales” 12 de octubre 1881

“Santa en el aire” 19de octubre 1881

“almorzando lechugas y comiéndolas a todas horas” 15 de mayo 1882

“Amemos a nuestro Jesús sólidamente; hagamos milagros si así lo quiere” mayo 1883

“Lo que se ama no pesa” septiembre 1883

“Hacer porque las que nos rodean pasen la vida feliz, esta es la verdadera caridad” dirá en la misma carta 15 de mayo 1882

“Tiene usted un corazón más chico que un colorín” 4 de agosto 1885

“… constantemente fiel, aunque sea en granillos de arena” marzo 1895

“A cada acción pequeñita, un grado más de gracia y un grado más de gloria” EE 1897. 25 de noviembre.

No me elegisteis vosotros; yo os elegí y os destiné a ir y dar fruto, un fruto que permanezca; así, lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederé. Esto es lo que os mando, que os améis unos a otros […] Permaneced en mi amor"

(Jn 15, 16, 9b).

Rafaela, en unos Ejercicios recoge su experiencia:

“Sentí a Jesús en mí dando vida a mi alma y unción a mi espíritu”

¿Y yo, permanezco en su amor? 

Oración a Santa Rafaela María

“Toda para Vos, Jesús de mi corazón, en el tiempo y en la eternidad. No me separéis nunca de Vos, Jesús de mi corazón […] Hacedme sólidamente virtuosa e iluminadme, Jesús de mi alma… pues vos sólo sois mi amparo y mi fortaleza y mi padre amantísimo […] confío en vuestra excesiva bondad que no me ha de faltar. os pido, Jesús de mi corazón, que me miréis con ese fuego divino … y que queméis en mí toda mancha, toda imperfección, toda ceguedad, toda oscuridad, y la llenéis de luz divina de la que sale de vuestras entrañas misericordiosísimas, para que yo de verdad me convierta y me haga una perfecta religiosa que os pueda dar mucha gloria”.