DÍA 1

NACIMIENTO DE SANTA RAFAELA MARÍA EN pedro abad

Rafaela María nace el 1 de marzo de 1850 en Pedro Abad (Córdoba) en el seno de una familia cristiana. Nace en una época -tiempo de vicisitudes políticas y sociales en años de cambios, de agitaciones y de paz- y en un rincón del mundo, en un pueblecillo de la campiña cordobesa. Es la décima de 10 hermanos, tres ya están en el cielo…, seis la esperan con gozosa alegría, el más pequeño cumple dos años ese mismo día. Con ellos crecerá bajo el cobijo de sus padres. Don Ildefonso, hombre recto, justo, cumplidor del deber, amante de su familia… les dejará pronto, cuando Rafaela tiene cuatro años. Su madre, Rafaela, mujer afable, trabajadora, caritativa, familiar… les transmitirá con el recuerdo paternal y su talante de vida, los valores que sustentan a la familia.

Rafaela María fue bautizada al día siguiente de su nacimiento. En una carta dirigida a la M. María de la Cruz le dice “Cuarenta y cuatro cumplí el 1º, pero el 2º fui bautizada: el día más grande de nuestra vida, porque en él fui inscrita en el libro de la vida”.

En una ocasión escribe a su sobrina Rafaela alentándola en el próximo nacimiento de su décimo hijo y le dice “… alégrate que puedas darle a Dios muchas almas que lo amen, lo sirvan y después gocen el fruto de la redención […] Dile de verdad a la Santísima Virgen que sea la Madre de tus hijos y la dueña absoluta de tu casa, y tú sólo la institutriz, para hacer de todos lo que Ella quiera”. Así vive un nuevo nacimiento, como una bendición de Dios.

Así se vive, como Hija de Dios, confiada en su amor de predilección que experimenta en todos los acontecimientos de su vida, agradecida constante y permanentemente por el gran don de la vida.

"Y sucedió que, mientras estaban en Belén, se cumplió e tiempo del alumbramiento, y María dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo puso en un pesebre, porque no tenían lugar para ellos en el mesón. […] María, por su parte, guardaba todas estas cosas, meditándolas en lo íntimo de su corazón".

 (Lc 2, 6-7. 19)

¿Me siento Hijo/a predilecto de Dios, medito en lo íntimo de mi corazón su proyecto de vida para mí?

Oración a Santa Rafaela María

Rafaela María, tú viviste siempre pendiente de tu gran Amor, olvidada de ti, pegada a Él, buscando siempre su voluntad, atenta a los hombres y mujeres, tus hermanos… Así naciste y moriste, sintiéndote pequeña criatura en manos de tu Señor. Así acabaste tu vida, invitándonos a ser “humildes, humildes, humildes”, criaturas de barro en manos de su Creador que, gozosas, confiadas, caminan en su vida bien pegadas a Él, buscando vivir siempre su voluntad. Ayúdanos a vivir siempre así.